cultivo-de-alfalfa

El cultivo de alfalfa es un proceso con ciertos aspectos a tener en cuenta. La alfalfa es una leguminosa perenne, es decir, que vive más de dos años. Es similar a las lentejas, habas y frijoles. Por lo general es utilizada para alimentar animales y acondicionar el suelo, porque es muy nutritiva y posee mucho nitrógeno. Sin embargo, sirve también para el consumo humano siempre y cuando haya crecido en condiciones inocuas.

¿Cuándo es el mejor momento para comenzar el cultivo de alfalfa?

Durante su crecimiento, la alfalfa necesita que la luz solar incida directamente en la planta. La germinación puede darse a temperatura baja (entre 2 a 3 °C). Al ir incrementando la temperatura, acelera la velocidad con la que germina. Sin embargo, a temperaturas muy altas, mayores de 35 a 38°C, se estropea por completo. El clima óptimo oscila entre 18 a 28 °C, tomando en cuenta la variedad.

Tomando en cuenta estas características, si estás en una zona muy fría, puedes sembrar alfalfa durante la primavera. En caso de que te encuentres en una zona de clima cálido, inicia el cultivo en la época de otoño, porque las heladas tempranas son mínimas.

¿Dónde se da mejor el cultivo de alfalfa?

El cultivo de alfalfa necesita de espacio, ya que la planta estará viva por varios años y las raíces se desarrollarán mucho. Por lo tanto, debes escoger un suelo profundo que al menos tenga 60 cm de fondo. En general, la planta de alfalfa crece en muchas variedades de terreno, a excepción de los que tienen mucha salinidad.

Además, el suelo debe tener un buen drenaje para evitar el encharcamiento y contar con un pH alcalino de 7,2. Si el valor de pH disminuye por debajo de 6,8, entonces será necesario aplicar encalado para que aumente el calcio y ayude a reducir la absorción de aluminio y manganeso que son tóxicos para esta planta.

¿Cómo preparar la tierra para plantar alfalfa?

La tierra se prepara comenzando por el arado subsolado, el cual es un proceso que ayuda a remover el terreno agrícola por debajo de la capa arable. Se remueven capas profundas para mejorar el drenaje y las condiciones de retención de agua.

Después se debe llevar a cabo entre 2 a 3 gradeos o rastrillo que ayude a nivelar muy bien el terreno, eliminar malas hierbas y evitar el encharcamiento. Es recomendable ir intercalando esta labor con el suministro de abono y enmiendas (sustancias que mejoran las características del suelo). De esta manera se mezclarán mejor los fertilizantes y el suelo quedará homogéneo.

También es importante que se corrijan las concentraciones de potasio y fósforo, dos nutrientes que son elementales en el desarrollo de la alfalfa. Por otra parte, el abono y el encalado se hacen 2 meses antes de la siembra, para que haya una descomposición y disposición adecuada para las plántulas.

¿Cómo se riegan las plantas de alfalfa?

Esta planta desarrolla un complejo sistema de raíces y es capaz de almacenar suficiente agua para su desarrollo. Por lo tanto, el estancamiento del agua no es beneficioso, siendo indispensable mantener un buen drenaje del terreno. La cantidad de agua que el cultivo de alfalfa necesita depende directamente de la capacidad que tenga el suelo para retener el líquido vital y cómo de profundas son las raíces.

Por lo general, requiere de riego moderado, aumentando la frecuencia cuando las temperaturas son elevadas. Durante el invierno, la demanda de agua es menor y en las épocas con altas tasas de evaporación, debe regarse con más continuidad.

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Cultivo de alfalfa: Proceso de siembra y cosecha paso a paso

Los pasos para sembrar la alfalfa son los siguientes:

  • Como las raíces crecen muy rápido, basta con colocar las semillas entre 1 a 1,25 cm en suelos pesados, y 2,5 cm cuando el suelo es ligero.
  • La semilla se espolvorea uniformemente sobre el terreno y después se cubre con una capa delgada de tierra.
  • Suele emplearse alrededor de 100 gramos por cada 7,6 metros cuadrados de superficie.
  • Se deja un espacio entre cada fila de 45 a 60 cm.
  • Después de 7 a 10 días aparecerán los brotes.
  • Cuando las plántulas han alcanzado los 15 a 30 cm de altura, se debe podar cuanto sea necesario para que no se produzcan problemas de hacinamiento.
  • Se cosecha pasados 70 a 90 días tras la plantación. En ese momento debe tener hojas verdes y frondosas con un aroma agradable.
  • Si la alfalfa es para el ganado, se cosecha y cura antes de que florezca para que los animales puedan digerirla mejor.
  • No se puede cortar en época de lluvia porque daña el cultivo de las plantas de alfalfa y produce moho.

En conclusión, el cultivo de alfalfa no es un trabajo difícil. Solo tienes que seguir estas sugerencias y en poco tiempo podrás estar beneficiándote del alto valor nutricional que ofrece esta leguminosa.

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